miércoles, 21 de septiembre de 2011

Yo ciudadano me siento culpable


Esta columna me sacudió. Nos exhorta a dejar de lamentarnos por nuestro sistema educativo, a no ser indiferentes ante la corrupción, y a tomar un papel activo en la exigencia de nuestro derecho a una mejor educación para nuestros hijos. 


Yo ciudadano me siento culpable
Por Alberto Núñez Esteva
Yo ciudadano me siento culpable, muy culpable de lo que ha sucedido con la educación de nuestros hijos. Podemos culpar al presidente Felipe Calderón o al secretario Alonso Lujambio, pero no hay duda que el problema viene de mucho más atrás y yo ciudadano he permanecido silencioso frente a él, impávido, con esa indiferencia que caracteriza a nuestra sociedad e impide que el país avance: indiferencia ante la corrupción y la impunidad, indiferencia ante la falta de transparencia y rendición de cuentas de los gobernadores.
Indiferencia ante la irresponsabilidad del Congreso, incapaz de aprobar las leyes que requiere el país para su pleno desarrollo, indiferencia ante el cinismo de “los Moreiras” en Coahuila de “los Larrazábal” en Monterrey, y en su momento de “los Ulises” en Oaxaca de “los Marín” en Puebla. Indiferencia ante la falta de apego al Estado de derecho de los propios ciudadanos, acostumbrados a burlarse de las leyes o corromper a quienes quieren aplicarlas, indiferencia ante la brutal corrupción de las instituciones y su captura en muchos casos  por el crimen organizado. Indiferencia que impide el progreso del país y genera la destrucción del tejido social y que permite la escalada de violencia inaudita que secuestra nuestras libertades.
Pero todo esto viene a colación al analizar la última prueba de ENLACE, divulgada hace unos días por el secretario de Educación.  Veamos algunas de sus cifras relevantes y viéndonos al espejo preguntemos al sujeto que aparece del otro lado ¿Qué he hecho yo o dejado de hacer para que esto suceda?
La capacidad para dominar nuestro idioma español y para manejar adecuadamente las matemáticas es crucial en la educación de nuestros niños y adolescentes que cursan los estudios de primaria y secundaria. Pues bien, de los 8 5 millones de niños que cursan del tercer al sexto grado de primaria, en donde se realizó la prueba, en lo que toca a español el 60 por ciento calificó en el rango de insuficiente o elemental y sólo el 9 por ciento en el rango de excelente. Las escuelas particulares estuvieron mejor que las públicas pero en el caso de los indígenas estas cifras alcanzaron el 82.2 por ciento y sólo el 2.9 de excelencia.
¿Qué sucede en la secundaria? De los 5.2 millones calificados del 60 por ciento se pasó al 82.9 y sólo el uno por ciento obtuvo calificación de excelencia. Peor, mucho peor, la situación de las secundarias, donde ya no aparecen los indígenas, supongo porque ya ni siquiera están inscritos. La evaluación en matemáticas muestra resultados similares a los de español, resultados lamentables, muy lamentables.
Cuando comparamos estos resultados con los de la prueba internacional de PISA, encontramos que México, desafortunadamente, ocupa uno de los últimos lugares entre los países sujetos a evaluación.
Yo ciudadano me declaro culpable de no haber exigido a las autoridades que cumplan con su deber en materia educativa v haber aceptado que sea el SNTE quien lleve las riendas de la educación, con los resultados que ya hemos señalado. Yo ciudadano me declaro culpable de no haber exigido a la SEP el cambio del modelo educativo para dejar atrás el de memorización y pasar al de investigación, para lo cual resulta indispensable el manejo de las computadoras y su software; yo ciudadano me declaro culpable de no haber exigido que se incorporen al modelo educativo los valores que forman a las personas y no sólo priorizar la instrucción a través de la memorización, así como no haberme opuesto a que se suspendieran tiempo atrás las clases de civismo.
Yo ciudadano me declaro culpable de haber aceptado que la instrucción a nuestros niños la hagan maestros que no están preparados para la docencia porque heredan o venden sus plazas, y también me declaro culpable de no haber exigido con oportunidad el desarrollo de un padrón actualizado de maestros, para que las plazas las ocupen quienes deben ocuparlas y, además, por oposición y no por influencias. Yo ciudadano me declaro culpable de no haber participado suficientemente en el consejo de padres de familia de la escuela de mis hijos e hijas para exigir la calidad de la educación en donde estudian, apoyando al director y a los maestros en el cumplimiento de su deber.
En resumen, yo ciudadano soy tan culpable como los gobiernos federales anteriores y el actual, tan culpable como los gobiernos estatales anteriores y actuales; tan culpable como los anteriores secretarios de educación y el presente, tan culpable como el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (por sus siglas SNTE) con sus anteriores secretarios generales y su actual secretaria, de haber cometido un pecado de omisión cuyas consecuencias recaen en nuestros educandos.
Escuché hace unos días, a través de la televisión, la conferencia del Dalai Lama ante los maestros del SNTE. Hablaba su Excelencia de la responsabilidad y oportunidad del maestro en formar el alma de sus alumnos, de introducir en ella los valores del amor y de la compasión por sus semejantes -y por tanto la solidaridad con los necesitados-.  La visión de que es por mediación del diálogo y no de la violencia como deben resolverse los problemas; de influir para que no sea la riqueza material lo que se ponga como objetivo de la vida, sino la riqueza espiritual, el ser y no el tener.
El Dalai Lama confía en los jóvenes -y yo comparto su visión- para cambiar este mundo enajenado por el materialismo y la desigualdad, confrontado por la violencia y las guerras. Los maestros juegan en esto un papel fundamental, y por eso, entre otras cosas, el respeto que merecen los buenos maestros, aquellos que cumplen con su misión como un verdadero apostolado.
Yo ciudadano quiero cambiar y exigir lo que deba exigir. Veamos hacia adelante, lo pasado quedó en un costoso pasado que nos debe servir de aprendizaje, pero ya es el pasado. El futuro es lo que está a nuestro alcance y la actuación lo único efectivo.
Artículo publicado en El Financiero

3 comentarios:

novoeducation dijo...

Primero queremos felicitarte por tu blog que excelentes recursos educativos, los compartiremos en nuestro facebook. Y tambien queremos mencionarte que nos parece muy interesante la propuesta de escolarizacion de nuestros hijos en nuestra propia casa, por eso queremos compartir contigo y con toda tu audiencia nuestras aplicaciones educativas.
Cordial saludo Novoeducation.
www.novoeducation.com

Anónimo dijo...

Hola amiga...soy Alana, de Caracas-Venezuela, te pongo mi dirección de correo para poder mantener una interesante comunicación contigo, esa dirección casi no la uso para nada, pero estaré pendiente de que me escribas y yo te contesto por otra cuenta...alanabermudez@hotmail.com
Un gran saludo. Alana

Laura dijo...

novoeducation, bienvenidos! muchas gracias por pasar por acá, y por compartir vuestras aplicaciones educativas.

Alana! me encantará tener comunicación con vos, te mando un abrazo!

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