lunes, 21 de febrero de 2011

¿Se pueden desarrollar las inteligencias múltiples a edades tempranas?


Sí!!!! Qué mejor que tener un pequeñito capaz de absorber toda la información que le brindemos, con ansia de conocimiento. Pero claro… siempre teniendo en cuenta sus capacidades, sin hacer nada que lo haga sentir que “no puede”, sin imposiciones, todo debe fluir espontánea y protectoramente, manejando sus tiempos… esta es la ventaja que tienen las familias HS.

Recuerdo que cuando enseñaba computación en la salita de cuatro años, una nena no quería sentarse frente a la computadora y me decía “Cristina no quiero jugar, no me gusta la máquina, me asusta”. Sin embargo, el sistema decía que esos treinta minutos de clase la nena debía estar ahí, en un lugar que no era de su agrado.

Tienen que tener en cuenta, que durante el crecimiento del ser humano, el cerebro sufre un proceso evolutivo, es decir que la masa encefálica de un bebé guarda las neuronas de toda su vida, pero las sinapsis aun no están terminadas. Es decir que las fibras nerviosas capaces de activar el cerebro necesitan ser construidas, esa construcción se realiza mediante la superación de retos o estímulos determinados al que el ser humano se enfrenta diariamente, y sobre todo por las experiencias que proporciona todo tipo de aprendizaje.

Tengan presente que los niños viven pendientes del reconocimiento de los adultos. La expresión valorativa de los papás es muy, muy poderosa en la mente en formación del infante. Por eso, quiero que conozcan dos tipos de experiencias:

las cristalizantes, claves para el desarrollo del talento y de las habilidades de las personas:

Cuando Albert Einstein tenía cuatro años su padre le regaló una brújula magnética. Ya en la adultez, el autor de la Teoría de la Relatividad recordaba ese hecho como el motivador de su deseo imparable de desentrañar los misterios del universo.

Y como contrapartida, las experiencias paralizantes, que son aquellas que bloquean el desarrollo de una inteligencia:

Un mal maestro que descalifica un trabajo, humillando con su comentario frente al aula la incipiente creación artística de un alumno. O la violenta evaluación de un padre cuando gritó” Dejá de hacer ese ruido” en el momento en que la fantasía del niño lo hacía integrar una “banda” importante en concierto y golpeaba con dos palillos sobre la mesa.

Las experiencias de este tipo están llenas de emociones negativas, capaces de frenar el normal desarrollo de las inteligencias. Sensaciones de miedo, vergüenza, culpa, odio, impiden crecer intelectualmente. Es probable así, que luego el niño decida no acercarse más a un instrumento musical o no dibujar más porque ya decidió que “no sabe hacerlo”.

No olviden… Los papás deben estimular, comprender y alentar… así los pequeños crecerán en un ambiente placentero aumentando el interés y la dedicación al aprendizaje.

2 comentarios:

Violeta dijo...

Me encantan tus entradas! Aprendo un montón!
Gracias!!! Besos

Cristina dijo...

=)
me pone feliz que mis pequeños granitos de arena te sirvan de alguna manera. Besos!

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